lunes, 9 de mayo de 2011

Duque de Lerma.

Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma) Aristócrata español, valido del rey Felipe III (Tordesillas, Valladolid, 1553 - Valladolid, 1625). Era hijo del marqués de Denia y nieto de san Francisco de Borja. Protegido por su padre y por su tío, arzobispo de Sevilla, se educó en la corte de Felipe II. Gradualmente se ganó la confianza del príncipe heredero, hasta el punto de aconsejar su alejamiento de la corte nombrándole virrey de Valencia (1595-97).
Llamado de nuevo por el príncipe, que le nombró su caballerizo mayor como hombre de confianza, el acceso al Trono de Felipe III tras la muerte de su padre en 1598 le permitió hacerse con el poder en la corte. Alejó a los cortesanos más influyentes del reinado anterior y restringió en beneficio propio el acceso a la persona real (organizando continuos viajes del rey e incluso trasladando la corte a Valladolid entre 1601 y 1606). Situó a la gente de su Casa en los puestos clave del poder (oficios de Palacio, secretarías, juntas y consejos) y empleó los recursos de la Monarquía para fortalecer su propia red clientelar mediante el ejercicio del patronazgo.
Las mercedes reales y el poder omnímodo del que dispuso le permitieron amasar una gran fortuna y engrandecer a su Casa con nuevos privilegios, títulos, cargos, rentas, territorios y enlaces familiares. Nacía así la figura del valido, ministro todopoderoso propio de los llamados «Austrias menores» (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), monarcas teóricamente absolutos, pero alejados en la práctica de la gestión política por una mezcla de incapacidad e indiferencia; en el caso de Felipe III, era más bien por indiferencia, que Lerma acentuó cultivando la inclinación del rey por la caza, el juego y los deportes.
La política de Lerma comenzó por la reforma de los órganos de gobierno de la monarquía, fortaleciendo las Juntas en detrimento de los tradicionales Consejos, a fin de ganar en agilidad y carácter ejecutivo, al tiempo que se acrecentaba el poder del valido y sus partidarios.
En lo exterior, impuso una política pacifista, reconociendo con realismo las dificultades financieras y militares por las que atravesaba el país: firmó la paz con Francia, Inglaterra y, sobre todo, con Holanda (Tregua de los Doce Años, 1609). La paz permitió reconstruir la Hacienda Real y la explotación de los metales americanos. También fue obra de Lerma la expulsión de España de los moriscos en 1609-14.


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